Con la llegada del invierno aumentan los casos de enfermedades respiratorias ocasionadas por los virus. Esto sucede por diferentes razones, una de las principales es que en invierno pasamos más tiempo en espacios cerrados y sin ventilar, lo que hace que los virus se propaguen con mayor facilidad. Además, las bajas temperaturas pueden debilitar al sistema inmunitario y contribuyen a aumentar el riesgo a las enfermedades.

¿Qué podemos hacer para protegernos o combatir los virus de forma más eficaz?

1. Alimentación saludable, siempre. Sobre todo, aumentar el consumo de fruta, verdura y legumbres puesto que aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales y mejoran la composición y calidad de nuestra microbiota. Eliminar los productos procesados y ricos en azúcares.
2. Dormir y descansar de forma suficiente. Durante el tiempo que dormimos, el sistema inmunitario lleva a cabo muchas funciones puesto que tiene más energía disponible hacia él. Además, regular los ciclos circadianos, regula las hormonas del cuerpo y mejora la eficacia de la respuesta inmunitaria.
3. Estar hidratado. Beber más agua ayuda al sistema inmunitario ya que mejora el transporte de nutrientes y oxígeno, mejora la funcionalidad de las células implicadas y ayuda a la termoregulación, muy importante por la eficiencia de nuestras defensas.
4. Reduce el estrés ya sea físico, emocional o mental. El estrés supone una disminución o agotamiento en la producción de células y moléculas del sistema inmunitario que nos protegen frente a los virus.
5. Suplementos alimenticios:
   1. Vitamina D3 (+K2) niveles óptimos o altos, a partir de 50ng/ml, de vitamina D son básicos para un buen funcionamiento del sistema inmunitario y el control de la inflamación. Aunque vivimos en un país con mucho sol, no hacemos una correcta exposición. Por ello, los suplementos de vitamina D para alcanzar niveles óptimos son indispensables.
   1. Betaglucanos: modulan la respuesta inflamatoria y de producción de moléculas mediadoras en la defensa frente a los virus, esto ayuda a reducir el tiempo de recuperación, evitar recaídas y prevenir complicaciones.
   1. Quercetina: antioxidante e inmunomodulador. Por un lado, estimula la respuesta inmunológica, pero controlando la excesiva inflamación. Además, también posee propiedades antivirales inhibiendo la replicación del virus.
   1. Equinácea: estimula todas las vías del sistema inmunitario sobre todo aumentando la producción de células y moléculas inflamatorias y asociadas a destrucción de patógenos.
   1. Zinc: cofactor indispensable para el sistema inmunitario.